miércoles, 19 de septiembre de 2007

LA NOCHE EMPIEZA A LAS TRES…



Apenas aparecían algunos rayos de luz en Villa Candela. Era como su nombre lo indica una villa, un pequeño pueblito en el cual la gente rica no existía. El trabajo, el sacrificio, la pobreza y las familias numerosas son todas cosas que definían casi perfectamente al lugar.
En casa de los Lupe se internaban unos débiles rayos luminosos provenientes del crepúsculo que se hacia presente en el momento. Era un rancho (como la mayoría de los de la zona) con paredes de adobe y techo de paja. En él vivían don Tibio conocido como “Mingo”, su esposa Emena a la que le decían “Nena” y sus siete hijos: Alquidez, Maperal, Oriundo, Fortuño, Lian, Oscar y Ruper.
Ya hacía horas que el padre de familia estaba despierto pero solo hacía poco más de media hora que había abandonado su cama. Tanto él como su esposa estaban sentados en un par de bancos, frente a una mesa de madera, en la que Emena había puesto el mate pronto para cebar y colocado un pan casero que había sido horneado hace tres días en la casa de una vecina llamada Petrona. Solo se sentía el roncar de algunos de sus hijos, que cada tanto era superado por el canto de las aves, el gemido de algún animal o el ladrido de los perros. De repente se escucha la voz de la “Nena” que le hablaba a su marido diciendo:-Voy a llamar a los gurises para que tomen unos mates y luego se vallan a trabajar contigo-(se refería sus dos descendientes más grandes: Alquidez y Maperal , que trabajaban con su padre como leñadores en el monte que estaba a unos cinco kilómetros de su casa, al que llegaban bordeando el río).A esto don Tibio contestó:-si diles que se apuren que tenemos mucho que hacer hoy –.La intención de Mingo era darle a sus hijos una razón para que se levantaran rápido ,pero la verdad esa frase era poco estimuladora y considerando esto su señora decidió no mencionárselo a los muchachos. Simplemente les dio una sacudida diciendo a la vez:¡¡¡¡Arriba!!! , ya es la hora-.Su voz fue lo bastante estridente para que se escuchara desde afuera de la casa, y los jóvenes decidieron levantarse sin dudarlo, ya que no querían que su madre volviera a llamarlos y así sufrir un aturdimiento que les durara todo el día.
Los demás hermanos seguían durmiendo, aunque Ruper estuvo apunto de entreabrir los ojos.
Luego de haber pasado otra media hora más salieron los tres al encuentro con los árboles. En ese mismo momento, luego de haberse despedido, Emena comenzó a arreglar el rancho. Lo primero que hizo fue limpiar la mesa, y luego barrer, con una escoba hecha con un palo, que en la punta tenía atadas varias ramas de chirca, las cuales cambiaba con una frecuencia de tres o cuatro días. En esos momentos el sol brindaba un gran espectáculo con su salida, ya que era un día totalmente despejado, y su aparición sobre el horizonte se inundó de un color rojizo que coloreaba a su vez la niebla que aun había en los terrenos más bajos, y se reflejaba en las aguas estáticas de río. La mujer se detuvo a contemplar el fenómeno, que aunque era ya muy común, traía consigo cosas nuevas siempre y era algo que al observarlo causaba más placer cada día.
Dejó pasar alrededor de una hora antes de llamar al resto de sus hijos para ir a la escuela .Ellos concurrían a una institución que se llamaba “Sigifredo Díaz” en honor a su fundador. Entraban a las ocho de la mañana, y salían a las tres de la tarde. Luego de que Oriundo, Fortuño, Lian, Oscar y Ruper se levantaron, desayunaron y esperaron un rato para que llegara la hora de ir a la escuela.
Cuando se fueron, su madre se retiró a trabajar a la quinta que tenían en el fondo de su casa. En ella plantaban la mayor parte de las frutas y verduras que consumían; y del mantenimiento se ocupaba Emena. Era impresionante como el calor ya alrededor de las nueve de la mañana era abrasador; y tanto Emena como Mingo y sus hijos que estaban trabajando en el monte se secaban las gotas de sudor que estaban en su cara y caían en sus ojos provocándoles ardor e impidiéndoles ver. Ya para las doce el calor era infernal, pero por suerte era la hora de descanso de los monteadores, y se puede decir que también de las labradoras.
A las tres en punto sonó la campana que indicaba la salida de los niños de la escuela, y diez minutos más tarde arribaron los hijos de Mingo en su casa. Oriundo, Fortuño y Lian rogaron a su madre que les dejara ir a jugar al fútbol con sus amigos en el campo y ella aceptó. Ellos amaban el “jugar a la pelota”, de tal modo que hasta jugaban con una vejiga de vaca(es algo así como pegarle a un globo), o con una pelota de trapo.
En contra posición tanto Oscar como Ruper (los dos hijos menores), no sentían gran afinidad por el deporte con pelota, pero si adoraban ir de pesca. Por esto pidieron a su progenitora que les permitiera ir al río (el mismo que cruzaban su padre y sus dos hermanos todos los días para ir a trabajar).Ella pensó durante unos momentos y les dijo:-¡¡no lo se, podría ser peligroso!! -. Pero ante la insistencia de sus hijos les dio el permiso.
Ellos salieron corriendo contentísimos, entraron su casa, tomaron las cañas y se fueron a toda prisa. Tuvieron que caminar alrededor de un kilómetro y medio para encontrar una zona suficientemente profunda y apta para su propósito. Llegaron a una lugar conocido como “Los Caracoles” .A esa parte del río se le había puesto así porque particularmente ahí por una extraña razón las plantas estaban plagadas de estos moluscos. En esta región del curso fluvial existían grandes barrancos.
Después de que Oscar sacara unas lombrices con una pala pequeña que habían llevado, se sentaron los dos en la orilla del despeñadero, a pescar con los pies colgando hacia el agua. No estaban en un día de mucha suerte, ya que en una hora y media solo lograron atrapar una mojarra cada uno.
Habían pasado dos horas desde que llegaron, y el viento se había incrementado, había pasado de ser una insignificante brisa a ser un viento bastante perceptible. Pero a ellos esto no les afectaba en lo mas mínimo, por el contrario estaban contentos, ya que la presencia del viento les ayudaba a espantar los insectos.
Justo en el momento en el que Ruper comenta a Oscar:-no hay nada- el primero logra capturar un pez grande que le hundió muy rápido la bolla y le cimbró la caña. Ruper estaba desprevenido, y se asusto de gran forma cuando el pez se engancho en su anzuelo. Sin embargo lo saco y lo echó para arriba de los barrancos y cuando iba en el aire se desprendió solo, cayendo afortunadamente en la tierra y no en el agua. En ese instante la emoción de los dos niños aumento increíblemente. El suelo estaba húmedo. Oscar fue el primero en levantarse a verlo y al constatarse de su tamaño dijo:-¡¡¡¡wow, es enorme…!!!!-.Al oír estas palabras la emoción de su hermano aumento aun más.
Todo transcurrió tan rápidamente que hasta es difícil de narrar. En ese fugaz segundo Ruper intento darse vuelta pera ver su pez, pero la desgracia estaba con él: su pie resbaló, no se pudo sostener y calló al agua. Oscar no se dio cuenta de lo que sucedía hasta que oyó los gritos de su hermano, se puso muy nervioso y empezó a gritar. Fue inútil porque nadie lo escuchaba. Mientras la cabeza de Ruper se asomaba cada tanto, dándole tiempo para respirar .Pero algo era seguro: no resistiría mucho así. Oscar se tiro al suelo, intentando estirarse lo más que pudo pretendiendo alcanzar a Ruper. Pero no era suficiente, era demasiado chico y no llegaba. Lo más cerca que estuvo de alcanzar la mano de su hermano fue una vez cuando sus dedos apenas se rozaron.
Es insospechable la cantidad de cosas que pasaron al mismo tiempo por la cabeza de los dos niños.
Por un lado Oscar que se sentía impotente por no poder ayudar a su hermano, y que recordaba todos los momentos maravillosos que había pasado junto a él: los juegos, la escuela, y una gran cantidad de situaciones imposibles de describir con palabras, hasta las peleas parecían hermosos sucesos. Desde su corazón le pedía perdón al niño que ahora se estaba ahogando.
Por otra parte Ruper, que tenía en mente muchísimas más cosas que Oscar. Se acordaba de toda la familia: sus padres, que tanto lo adoraban, y todos sus hermanos en especial el que podía divisar de vez en cuando tirado sobre el barranco pretendiendo brindarle socorro. Por momentos pensó que su padre vendría a rescatarlo, pero el tiempo le llevó a recordar que Mingo no estaba en el lugar, ni en el momento preciso para ello. Recordaba la cantidad de acontecimientos memorables que vivió con sus seres queridos, a pesar de su corta vida. El que le resaltaba más de sus recuerdos era el de su padre en pleno invierno sentado frente a las estufa, contándoles historias, mitos y leyendas a todos sus hijos, que estaban a su alrededor; y a su vez al mirar hacia el otro lado ver a su madre cocinando y sacudiendo la cabeza de un lado a otro.
La tensión aumentaba más y más y las esperanzas de que Ruper se salvara se desvanecían con el correr del tiempo. Cada vez demoraba más en salir a la superficie y la desesperación aumentaba descomunalmente en los dos hermanos. El cansancio se fue apoderando poco a poco de Ruper. Su luz se fue desvaneciendo gradualmente.El agua que antes no tenia gusto alguno, se habia impregnado en un amargo sabor; su transparencia se tornó de un color negro amarronada. A pesar de ser pleno verano daba la sensación de que en ella había caído un inmenso bloque de hielo desde que Ruper ingresó al río.Parecia que los elementos de la naturaleza se convinaban para dar paso a la llegada de la muerte. Los ojos de Oscar se llenaron de lagrimas de dolor que ahora pasaban a formar parte de lo que estaba por asesinar a su hermano.El cielo también se oscureció de tal forma que parecia que iba a ocurrir un eclipce.Luego de unos segundos se podia ver a Oscar tirado en la orilla pero ahora con todo su cuerpo en la tierra, al momento en que los zapatos de Ruper se apollaron en el fondo del río.

5 comentarios:

Damián González Bertolino dijo...

Celebro, festejo y saludo, primero que nadie, la aparición de este blog y la decisión del señor Rafael, el titular del mismo, de encarar la escritura continua y cuantiosa que demanda un blog. Que sean muchos textos llenos de pasión por escribir.
Un abrazo grande...

Anónimo dijo...

hola lokillo q contas .. bue yo naada ... medio complicadito esto pa m pro bue por una amigo hasta el fin jjee .. re cursi l mina... jeje bue loko nos vemos t dejo est peque mensajito y despues pasat por mi flodeo y por mi metro okis bu naa un abrazot jeje chauchis salu2 a los pibes jeje yop ferchu!!!"! nunk kmbies kpo.. chaoooo

Anónimo dijo...

bue... rafa la verdad me tomo un tiempito pero myuy muy lindo todo che Mm... lo mas seguro q me haga un coso d estos pq la verdad suelo escribir cosas q son algo asi como filosoficas haber q dicen xd los demas juas besote loco a las ordenes ... UNA RAFAGA ME LA VOLo xD juas

Anónimo dijo...

Hola Rafa bueno me pase por tu blog y pense en dejarte un comentario jeje. Bueno sabes que el 3 de noviembre no podes hacer nada porque es mi cumple y estas invitado y si no vas, correra sangre por el Depa jaja. Nos vemos en el Liceo. Ana

Anónimo dijo...

bueno rafa esta muy bueno el cuento de tansnochadores ciberneticos ya sos un escritor profecional jeje
el nuevo profe de futuro 2008 jjejej bueno besotes nos vemos en mi cumple cuidate
te aprecio mucho nos evmos bye bye
segui asi q vas bien ejejj