viernes, 12 de octubre de 2007

"Trasnochadores cibernéticos"




Era una noche muy linda, pero con un aire invernal. Tenía tanto de hermosa, y fresca como de aburrida. Ya no sabía que hacer yo. Daba vueltas por toda la casa en busca de algún entretenimiento. Tomé un libro y leí algo así como media hora. No se… no tenía ganas de leer (algo que no me pasa casi nunca y menos a las ocho de la noche cuando estoy bien despierto).Agarré el “mp4” y me puse a escuchar música. A los quince minutos largué todo al carajo. Tampoco eso era lo que quería hacer. Vine a la computadora, entré al MSN, con la esperanza de conversar con alguien, pero no se lo que sucedió, que antes aun de que “iniciara sesión” ya no tenia ganas de chatear. Por lo tanto presioné “cancelar” y se dio por finalizada la tarea que estaba por emprender. Tal vez no debería decir finalizada porque nunca la empecé pero en fin. En ese momento me pregunté -¿Qué hago?Lo único que hice fue desplazar mi cuerpo al sillón y dejarlo caer. No se si caí en realidad, porque antes de tocar la tela del sillón la voz de mi padre se alzaba diciendo:-Rafa, ahí vino tu padrino-En cuanto oí esas palabras me levante, bueno o mejor dicho frené la caída. Comprendí que si algo me podría divertir en ese momento era la compañía de mi prima (mi padrino no venia solo, sino con su señora y su hija, mi prima).Un minuto después estábamos todo juntos en la cocina charlando. Mi madre con mi tía, mi padre con mi padrino y yo con mi prima. No duramos ni cinco minutos escuchando las conversaciones de los demás. Nos vinimos a la computadora. A esa altura eran las nueve y cuarto pasadas. Le pregunte a ella -¿Quieres abrir tu correo?-.Antes de que pudiera contestarme la interrumpí diciendo-A es verdad que ya no lo tienes más-.Por lo tanto nos dispusimos a abrir el mío. Ahora si, con ganas. Tenía cinco conectados. Sin embargo no tenia ganas de hablar con ninguno de ellos, con excepción de un ex profesor (mío) llamado Damián (muy divertido, ya lo verán…ya lo verán…).Lo saludé y le pregunté como estaba y me dijo que muy bien. Luego comenzamos a hablar de temas cotidianos, como los que habla cualquier persona. Pasados alrededor de diez minutos entramos a su blog (tartatextual), a la par que hablábamos con él, y digo hablábamos, porque aunque mi prima no estaba escribiendo, leía nuestra conversación. Le dije a mi acompañante, que votara en el blog del profe, quién quería que fuera el próximo presidente del Uruguay. Voto a… bueno mejor me callo, el boto es secreto. Estuvimos creo que media hora más hablando con él, y escuchando música. Llegó mi madre nos llamó para comer. Mi padre estaba haciendo borrego a la parrilla. Estaba fabuloso, y nos deleitamos comiendo. Estaba muy sabroso (¿O era que teníamos mucha hambre?).Luego de la cena dije (y en parte me arrepiento):-¿Alguien quiere café? Todos respondieron a coro.-¡¡¡¡Yooo….!!!!-De modo que tuve que fabricar café para todos, incluido yo. Todos nos dispusimos a tomar un café “de maquina”, menos mi prima que lo prefirió con leche. Ella y yo nos sentamos alrededor de la estufa, mientras nuestros padres jugaban a la baraja un poco mas lejos en la mesa(tienen algo así como un trauma con jugar a la “Escoba del 15” y a la “Conga”).De repente mi prima tomó mi celular, sin que yo me diera cuenta y en el momento que menos me lo esperaba, en medio de un gran trago de café, el aparato sonó parecido a “chick”, justo en el momento en el que yo miraba la cámara, esta me tomaba una foto. Fue un golpe duro para mi, digo… porque me caí del banco donde estaba sentado y fui aparar al piso (¿Y si no a dónde?).Esa madrugada había que adelantar una hora los relojes, y justo a las dos de la madrugada del domingo lo hicimos.
Luego de un rato volvimos a la PC, que habíamos dejado prendida, y se puede decir que, en ese momento empezó el “desenlace de la trama”.Le confesé a el profe, con un hondo pesar, que mi prima había estado leyendo nuestra conversación. La cosa se puso brava, no porque se hubiera enojado porque ella estuviera leyendo sino porque en vez de ponerle que era mi “prima”, le puse que era mi “pima”.Claro, fue un error en el apuro de escribir. Entonces Damián me respondió: ¿Qué es una pima? Justo cuando iba a corregir mi error él me escribe: “No, para, para, no me lo digas. Es un hima de un hemado, o una hemada, de tu made o de tu pade”.Y a continuación me puso :¡¡¡Acerté!!!(Tiene un gran sentido del humor ¿Verdad?)Bueno yo le expliqué que en realidad un “pima” era algo parecido a un “Hobbits” que medía 1,50m (simplemente para bromear a mi prima), y le puse que ella me estaba golpeando. Recuerdo claramente las palabras de suplica de Damián, hacia, la persona que yo tenia a mi lado de que me diera puñetazos. Luego le sugirió que tomara el extinguidor y me lo “partiera” en la cabeza. Si bien, como dije antes recuerdo estas palabras, mucho más recuerdo sus consecuencias, ya que mi prima, parecía estar bajo el efecto de algún hechizo, porque le obedeció estrictamente. Algo si me quedó muy claro: Las personas que dicen que si te golpean con oxígeno no duele, están en un error. El profe nos dijo que se había acostado a leer y se desveló. Nosotros le contamos lo del café, razón por la cual seguíamos despierto (¡¡¡aguante el café!!!), a lo que nos contestó que a él el café ya no le servía para eso, que ya no le hacia efecto. Y así seguimos hablando… y hablando…hasta las cinco de la mañana (¿Ehhhh? ¿Traumados nosotros? Noooo).No lo podíamos creer, el tiempo parece que fue un “puf”.En unos poco minutos mi padrino y su familia se retiraron a su casa: Yo hice lo mismo (por petición de mis padres), pero a mi cama claro…aaaaa….aaaaaaaaaaaa…zzzz…zzzzzzzzzzzzzzzzzz…

lunes, 8 de octubre de 2007

A LOS URUGUAYOS


Nuestras frentes empapadas
por un sudor Oriental,
nuestras manos impregnadas
en un verde natural,
nuestras almas atrapadas
como fruta en un frutal,
nuestra sangre ya aclamada
reclaman ante el umbral.
Reivindican justicia al pasado,
piden llantos al sauzal,
intentan poder ser amados,
y oír cantar al zorzal.
Demandan no ser odiados,
proponen echar al mal,
no desean ser llorados,
les basta ser Oriental.

sábado, 6 de octubre de 2007

LAS AVENTURAS DEL ÚLTIMO MOSQUETERO




¿Hay algo más placentero que estar sentado, leyendo un libro en la tranquilidad del hogar? Bueno en realidad no lo se exactamente. Solo me basta decir que es una de las cosas que más me gusta hacer. Hace unos días (algo así como una semana) estaba yo sentado muy tranquilamente en mi casa leyendo el capítulo X de un libro del cual no voy a hablar para no ser repetitivo (creo que queda claro a que libro me refiero).Mis ojos recorrían la segunda línea del tercer párrafo de la hoja. Sinceramente lo hacía lentamente. Soy de las persona que piensan que leer rápido no es leer bien, sino que una lectura a un ritmo suave y reflexiva conlleva a un comprensión mucho más amplia de lo que se lee. Se de casos, (y no quiero ofender a nadie) de mucha gente lee a una gran velocidad y después resulta que no se enteró de lo que leyó. Bueno volviendo a lo que era mi situación, continué leyendo con calma, avanzando y pensando en las palabras dichas por los personajes y también muy atento a las intervenciones del narrador. Avancé tres páginas sin ningún tipo de problema y/o perturbación que pudiera distraerme. De repente parecía aquello que se vivía en el libro tan real que hasta comenzó a tomar sonido. Si, por un momento lo pensé, pero después de unos segundos me dije:-Es imposible-.Sin embargo el sonido seguía siendo captado por mis oídos. No me daba cuenta de lo que era. Me di vuelta miré hacia atrás y nada .Era un zumbido espantoso pero no reconocía de donde venía. “En una de esas” entré en razón y me di cuanta que era una ¡¡¡MOSCA!!!. Era una repugnante y asquerosa mosca de las verdes, o un moscón, como prefieran llamarle. Levantarme pareció ser más rápido que un rayo de luz. Corrí hasta el otro extremo de la pieza en a que me encontraba y tome muy rápidamente el “mata moscas”.Era de color azul y de un plástico barato. Sin embargo sentía que para la mosca era como si en mis manos se hallara la más grande de las armas. Justo cuando levanté el instrumento temerario divisé por primera vez la forma de el ser mosquiniano. Nunca había visto un ser de su especie tan grande, era del tamaño de un “bochón”.Estaba posado sobre la cortina. En el mas “liviano movimiento”(los que me conocen saben porque lo pongo así) que realicé el bicho salió volando. Con mi arma en la mano salí a toda prisa detrás de la mosca. Parecía un toro (tómenlo en cuenta) enfurecido. Me acerqué al insecto y empecé a tirarle “matamosquetazos” por el aire, pero era muy rápido, no le di ni una vez, se movía con una agilidad impresionante. Tuve que retroceder ya que el maldito moscón se había enojado conmigo y me estaba atacando. Yo siempre con el arma en alto, aunque de nada servía. En una de las tantas vueltas que dio en el aire, fue a parar como a tres metro de donde yo me hallaba .Puse toda la atención en la mosca, y como quien dice, la atropellé. Como bien les dije parecía un toro, y los toros no van mirando el suelo, de modo que no vi el cajón de madera que estaba en el suelo, y tropecé con él, cayendo espectacularmente de cabeza. Cuando me levanté, toqué mis labios, de los cuales salía un poco de sangre, lo que incremento mi ira. Estuve persiguiendo al insecto por toda la casa: por el living, la cocina, el baño, mi cuarto ,el cuarto de mis padres, el cuarto de huéspedes, el altillo, el pasillo, el galpón y el garaje. Creo que nunca me había visto tan ágil (paré un momento frente al espejo para ver si mi pelo seguía en su lugar), arremetía con grandeza, me defendía, sabia lo que hacia. Estuve luchando más de una hora con esa mosca. En determinado momento se me perdió de vista y no la localicé más. Me senté en la silla nuevamente , recordando mi gran hazaña como “mosquetero”.Pensé que si alguna vez alguien me podría llegar a comparar con “el Zorro” era en aquel momento. Sin embargo de inmediato mi cabeza se puso a recordar las grandes batallas que luché junto al justiciero. No se si les había contado pero Diego… (Shhhh…), digo “el Zorro” es un gran amigo mío. A veces entrenábamos juntos para prepararnos de manera adecuada por si existía la necesidad de luchar. Me acuerdo como si fuera hoy la vez que corrimos una carrera de 10km y yo le gané. Llegué media hora antes que él a la meta. Sin embargo por lo buena persona que soy yo, y por mi buena ética y moral, le dije que quedábamos empatados, que llegamos al mismo tiempo. Lo hice porque me sentía con aquel peso de conciencia ya que él había corrido en su leal “Tornado” y yo en mi F1 (no van de decir que no me porte bien) Zorro” me lo agradeció muchísimo, aunque él sabía quien era el ganador en realidad. En seguida de que llegamos nos batimos a duelo. La gente nos empezó a mirar y a amontonarse a nuestro alrededor para vernos luchar. Me dolió mucho ese duelo, Salí muy lastimado .Si en verdad, yo le gané y lo humillé ante toda la gente y eso me dolió mucho. Luego de eso tiré mi espada de máxima calidad, importada de Alemania, formada de una aleación de varios metales, entre ellos el estaño, y el tiró la vara de chirca con la que había peleado contra mi. Los recuerdos se desvanecieron. Volví a tomar el libro. Lo abrí y comencé a leer nuevamente. Y como si todo se repitiera las letras, las palabras y las frases se ahogaron en un gran zumbido.