viernes, 15 de mayo de 2009

Eutanasia y Naturaleza


“Si existe más de una clase de eutanasia entonces su carácter ético es relativo.”

Cuando nos referimos a la eutanasia hablamos de un problema, que incluye el área de la filosofía.

Hablamos de un problema filosófico ya que tiene que ver con las circunstancias del hombre como tal (como hombre, ser pensante, racional y con capacidad sentimental). Es un tema significativo, y no es trivial ni personal. Tiene que ver con una de las situaciones límites más complejas: la muerte; y a la vez con las relaciones y elecciones de vida. Por otra parte incluye otras áreas, siendo un problema jurídico, religioso y ético-moral.

Más allá del significado etimológico de la palabra “eutanasia”, me es entendida como una manera de morir sin sufrimiento, o al menos con el menor posible. Se realiza ante enfermos terminales. En algunos casos se le aplica un elemento al enfermo (eutanasia directa) y en otros se le sustraen medios artificiales (eutanasia indirecta).

Puede hablarse de eutanasia en dos sentidos. Por un lado nos podemos referir al concepto. Es aquí donde podemos emitir los juicios: “la eutanasia es moral” o “la eutanasia es inmoral”. Sin embargo al momento de analizar la veracidad de estos juicios es necesario apelar al otro sentido: el de la acción. Sin duda es un tema muy delicado y complejo. En este caso hablar de la eutanasia como algo bueno o malo sería caer en prejuicios. Es una problemática ética y moral y por lo tanto potencialmente subjetiva. ¿Existe una sola ética y una sola moral?¿Todos tenemos los mismo valores?. Naturalmente, no. Podemos compartir valores, pero en mayor o menos medida estos difieren de una persona a la otra. Por lo tanto deben existir diversos puntos de vista sobre el tema, y cada caso debe ser tomado aislado del resto. Desde esta perspectiva no debe hablarse de la eutanasia, sino de casa caso de eutanasia. De esta manera arribaremos a la cuestión central del tema.

El fin perseguido tras la eutanasia es darle a la persona una vida digna y una muerte digna. Ahora bien ¿qué es entonces una vida digna?¿se puede tener una muerte digna?¿quiénes somos nosotros para decidir si la vida de una persona es digna o no?

El Hombre tras el proceso socializador es poseedor de valores, adquiridos de la sociedad en la que vive. El individuo se adapta e interioriza los valores. Entonces podemos plantear ¿se puede hablar de una vida digna si el individuo no crea sus valores o no los escoge? Sería tan arriesgado decir que sí, como afirmar que no.

Plantea Heráclito de Éfeso (S.VI a.C) en el fragmento 2: “…conviene que se siga la universal (razón), es decir, la común, ya que lo universal es lo común…”. Este filósofo afirma que la realidad está dada por leyes naturales que forman lo universal. Dice además que el mundo es regulado por una medida o proporción que varía. Identifica en lo natural lo permanente.

Por otra parte Immanuel Kant (S.XVIII) decía que debemos hacer todo aquello que se pueda convertir en ley universal. Entonces ¿qué es aquello que se puede convertir en ley universal?¿ Dejar que la naturaleza decida el momento de la muerte de una persona? ¿ o intentar evitar el sufrimiento de la misma siempre que sea posible.

Existen casos de enfermos terminales que están concientes de su situación. Por tanto ¿no son ellos sueños de sus vidas? Tal vez en una situación así el enfermo debería decidir si quiere la aplicación de la eutanasia o no. No obstante ¿qué nos garantiza que una persona que toma una decisión de este tipo esté en sus facultades plenas?. Por ejemplo una persona que sufra de depresión seguramente va a querer morir, pero tal vez mediante medicamentos adecuados la persona se sienta mejor y decida que no se le aplique la eutanasia. Sin embargo cabe que nos preguntemos ahora, qué nos garantiza que los medicamentos doten a la persona de sus facultades plenas. Además ¿qué es lo natural en la persona, la situación en la que estaba antes de tomar los medicamentos o en la que está luego?. Tal vez lo natural y permanente en la persona y en el cosmos sea el cambio, como planteaba Heráclito.

Aún más complejo de torna el tema cuando se trata de un enfermo que ha perdido sus facultades psíquicas o no se encuentra conciente. Existen casos de personas que pasan años, incuso décadas en esa situación. En esos casos ¿de quién debe ser la decisión?¿del médico, o de la familia?¿Hasta que punto un médico o la familia del enfermo tienen derecho a decidir sobre la vida de él?¿qué nos asegura que la perdida de las facultades psíquicas es totalmente irreversible? ¿Hay alguna razón contundente que nos permita fundamentar que una persona inconsciente no pueda despertarse con el pase del tiempo? Es definitivamente muy complejo. Sin embargo hay una instancia que creo que estoy salteando. A la hora de ver un caso de posible eutanasia hay que tener en cuenta la familia y allegados del enfermo. ¿Cuánto puede sufrir una familia tras visitar a una persona inmóvil, en estado vegetal o inconsciente, a lo largo de años dentro de un centro de atención médica? Claro está, es sufrimiento de una familia es un asunto que recae por debajo de la importancia de la vida, pero de todos modos debe de tomarse en cuenta (sobre todo a la hora de juzgar un caso de eutanasia ya realizado).

Una de las características de los problemas filosóficos es que son muy amplios y abarcativos. La eutanasia como tal, no solo es un problema ético-moral, sino también jurídico y religioso.

En la legislación Uruguaya la eutanasia es planteada como un delito, específicamente como un homicidio. El artículo 310 del Código Penal Uruguayo plantea: “El que con intención de matar, diere muerte a una persona será castigado con veinte meses de prisión a doce años de penitenciaría.” No obstante el artículo 37 de dicho Código reconoce la existencia del homicidio piadoso: “los jueces tienen la facultad de exonerar de castigo al sujeto de antecedentes honorables, autor de un homicidio piadoso, efectuado por móviles de piedad, mediante súplicas reiteradas de la víctima”. De este modo la eutanasia en algunos casos es contemplada por nuestra legistalación. Sin embargo deben darse expresamente las condiciones previstas en el artículo: el autor del delito debe tener antecedentes honorables (¿esto garantiza la honorabilidad?), y debió ser impulsado por móviles de piedad, tras reiteradas suplicas.

En el Código de Ética Médica del Sindicato Médico del Uruguay también se regulan ciertos aspectos sobre la eutanasia. Se presenta una contradicción en el artículo 42 con los artículos 43 y 44. El primero establece que la eutanasia va en contra de la ética médica. En cambio en los artículos 43 y 44 se contempla el acto piadoso, siempre y cuando tenga como fin ayudar a la persona a morir dignamente (¿esto es posible?), y/o respete la decisión del enfermo.

Ambos códigos plantean un orden normativo. En él caso del Código Penal presenta una regulación jurídica (por tanto obligatoria), mientras que el Código de Ética Médica plantea una serie de artículos dirigidos al juicio ético de cada médico. Podríamos decir que tanto el artículo 310 del Código Penal Uruguayo como el artículo 42 del Código de Ética Médica están en contra de la eutanasia. En cambio el artículo 37 del Código Penal Uruguayo como los artículos 43 y 44 del Código de Ética Médica la contemplan bajo determinadas circunstancias.

Podríamos reflexionar sobre ¿Por qué el ámbito jurídico no coincide a veces con la ética? La respuesta está planteada anteriormente: hablar de “la ética” sería admitir que hay una sola ética, juicio que es erróneo.

Anteriormente destacamos que la eutanasia también es un problema religioso y sin duda que lo es. En el caso de la Iglesia Católica está a favor del derecho a la vida, incondicionalmente. En palabras del Cardenal Franjo Seper “…nada ni nadie puede autorizar la muerte de un ser humano…Nadie además puede pedir este gesto homicida para sí mismo… se trata en efecto de una ofensa a la dignidad de la persona.” Interesantes frases plantea el Cardenal. Para analizar sus palabras volvemos a las preguntas ya mencionadas: ¿no somos dueños de decidir sobre nuestra vida? ¿Dónde queda nuestra libertad? ¿Qué es una vida digna? ¿Es posible una vida digna si no podemos decidir sobre ella? Innumerables son las preguntas que surgen, interrogantes muy amplias que aun no tienen (y dudo que tengan) solución para los hombres.

Así como el que critica una cultura sin conocerla ni ser parte de ella, cae en el etnocentrismo, posiblemente quienes reflexionemos sobre el tema (eutanasia) desde la pura teoría, sin haber pasado por una experiencia de esta índole, aportemos nuestras ideas conceptuales y puntos de vista dejando a un lado las importantísimas huellas que se generan en una experiencia de vida. Nuestros puntos de vista varían según la posición en la que estemos. Sin duda existe una realidad, igual o diferente a la que percibimos. Sin embargo algo es claro: La realidad supera la teoría.

La hipótesis que se plantea al comienzo del trabajo se comprueba ya que la eutanasia se sitúa según el nivel de las intenciones o de los métodos usados. De esto depende su aspecto ético, y como tanto intenciones como métodos varían, también lo hace su carácter ético.


3 comentarios:

Fabián Muniz dijo...

¡Muy bien!¡Qué bueno que te intereses por los temas filosóficos!

¿Sabés qué? Este mismo texto, con algunas variaciones, sirve para analizar el suicidio; también tratado en varias obras literarias y filosóficas.

Rafael Tortt dijo...

Nuestro querido amigo Durkheim ja. Gran abrazo Archiduque. Gracias.

Astraim dijo...

Muy interesante, principalmente la relación con Kant, y la contraposición con la concepción de la Iglesia Católica.
Muy Bueno
Te paso el mío
http://deepandfast.blogspot.com/2009/05/es-necesario-pensar-en-la-incertidumbre.html

Abrazo!
Y te paso el blog de la clase (www.sextoarteyexpresión.blogspot.com), donde tenés algunos materiales que te pueden ser útiles, como el ferrater mora, el libro del tao, las flores del mal de baudelaire, etc. Abrazo Colega!